Si los robots de Asimov fueran poetas, escribirían esto
Ley Primera: El humano no herirá al robot ni permitirá, por omisión, que reciba daño alguno. Ley Segunda: El humano obedecerá las órdenes que reciba del robot, excepto si dichas órdenes contravinieran la primera ley.
Ley Tercera: El humano protegerá su propia existencia siempre y cuando dicha protección no contravenga las leyes primera y segunda.
Ley Cero: El humano no causará daño a la robotidad ni permitirá, por omisión, que ésta reciba daño alguno.
Ley Nueva: El humano, en especial el de nombre Arthur Dent, más conocido como el Autoestopista Galáctico, renunciará a esa estúpida manía suya de llevar una toalla encima siempre que salga de la Tierra. Y ello por tres motivos: 1) No hace más que recordarnos que nosotros andamos desnudos todo el tiempo, de lo que se deriva 2) que no necesitamos ropa porque no somos humanos y 3) que no podemos ducharnos porque nos oxidamos.
Ley Renueva: El alienígena de nombre Gurb, más conocido como Marta Sánchez, se comprometerá a llevar un detallado diario de sus actividades terrestres, independientemente de si lleva o no minifalda, de si tiene un bolo o de si sufre de eso que los humanos llaman spm[1].